Entre otros árboles, corren peligro de extinción el pino paraná, el palo rosado, el palo santo y algunas especies de quebracho en el noreste, el lapacho, la quenoa y el roble amburana en el norte y el alerce y algunas araucarias y cipreses en el sur.
El estudio sostiene que cada año desaparecen unas 30.000 hectáreas de bosques, pero el miembro de Greenpeace Emiliano Ezcurra cree que "son muchas más" en base a las denuncias que la organización ecologista recibe "a diario" sobre el tema.
Por su parte, el director de la Fundación Vida Silvestre, Claudio Bertonatti, opinó que se ha perdido el 70 por ciento de las masas forestales "porque en el país ha habido una política de corsarios y los bosques han sido tomados como botín de guerra".
"No somos extremistas, no queremos que se interrumpa el cultivo de soja y tampoco que el país desaproveche sus beneficios económicos. Lo que pedimos es que se haga de manera planificada y no en desmedro de las pocas áreas donde queda vida silvestre", agregó.
Según el informe, "el 80 por ciento de las reservas naturales carece de la instrumentación necesaria para conservar eficazmente los ecosistemas y especies protegidas" y "la aplicación de las normas existentes es precaria, desorganizada e ineficiente".
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